Casa del Olivo.
La casa se hace un hueco en la fuerte pendiente de la ladera que baja al valle, escondiendo su volumen. Solo el negro cubo superior se manifiesta desde la carretera invirtiendo los usos habituales.
En su centro, el patio del olivo articula las áreas desde su transparencia, dejando penetrar todos los soles hasta el corazón de la vivienda. El patio protege al olivo y el olivo a la casa.
Los prismas se unen creando volúmenes que contienen usos diferentes. Todos separados de la vía, creando un gran espacio privado, vivo y sugerente, abierto al sur entre la casa y el mundo exterior.
Blancos, grises y negros en planos lisos y continuos conforman la paleta tonal de los materiales utilizados. Los mismos que componen la materialidad pétrea del entorno. ¿Casualidad?
El resto es aire y transparencia que permite las vistas al paisaje desde cualquier punto interior. Espacios unidos sin solución de continuidad rodean el patio del olivo.
Las estancias principales se abren al porche, mirando al valle por encima del paisaje interior propio. La chimenea cerrada, totémica y poderosa, ordena las zonas de uso del salón.
La naturalidad trasciende las paredes correderas de vidrio que separan el salón del jardín permitiéndonos llegar junto a la piscina desbordante que genera un nuevo horizonte cercano.
Un lugar para vivir.
437 m²
2017